domingo, 25 de marzo de 2007

CORDILLERA






Es tu cuerpo, mujer,
tendidos los tajos esperando
en uve al cielo, las entrañas. Cobijo cierto,
tras la tormenta, para un aliento de estrella,
peregrino.

Otrosí en invocación de ósmosis.
Ojal para un cuaderno de bitácora
extraviado.
Mirada,
desde el instante en que al ocaso
con matiz de duermevela,
ofreces inerme tu paisaje.

Quebrada de vectores a esperanza
o semioculta
en la profundidad de tus rendijas,
defines la razón
de la entrega total al inmigrante.

Es tu cuerpo, mujer,
de estancias sin sentencias,
sin jueces, sin juzgados, sólo el sol
cuando amanece o
el acentor común
del pastizal a los roquedos.

Dermis abierta en el abrazo,
interminable, inconmensurable,
lar de armónico registro.

Así eres...y, te amo.

No hay comentarios: