domingo, 13 de enero de 2013

BROCAL DEL SER






Hubo un tiempo en el que todo era umbrío,
en el que la rotativa del diario
era temblor y sangre y el engranaje chirriaba
en ausencia del mágico áloe que tiñe de añiles las espumas.
Hubo un tiempo de silencio y de orugas dormidas. Un tiempo de cal y canto
y murallas eternas.
Los años sucumbieron
y la trazabilidad del agua refleja el poder de la gelifracción
allá donde las piedras caducan poco a poco como cúspide,
mientras el éter con su beso en las mareas, cincela constante
la agonía del mar.
Nada puede secuestrar la vectorialidad de los relojes
ni sugerir convalecencia diacrónica
siquiera en el desmenuzarse eterno del abrupto cantil, cuando se baña.
Insumiso el epicentro de la geomorfología
transcribe el criptograma clave
como potencia logística para el hábitat
del dialecto del carbono que nos forma. Así, el contínuo fluir de los espíritus
aún en el aquelarre de la noche, nace estancias clandestinas
para un poliédrico país, de arquitectura nueva. Inconscientes las esporas
germinan como hidra del arcaico yo......subliminal epígrafe
sobre el que levantar un continente.
Palidece al violeta,
la meteorología circunscrita al Holoceno
en axioma incrustado a la gramática, amaneciendo el cauce
para el número aquél de móvil que hibernó sin darnos cuenta.
No hay entonces polaroid tabú para este idioma
que en su plasticidad se reconoce
ADN indiscutible, consciente e inquebrantable de su soberanía.
Ya pueden, sobre el pergamino de los años, desafiar chantajes
en eléctrica ortogonal serpiente o converger alevosías
de oscura procedencia, que
cuando la respiración es sudor y latido, travesía y voluntad,
no hay cimiento más cimiento para esta atmósfera
que en su efímera existencia, reivindica el brocal del ser, hasta que acabe.

El tacto de una sábana, la humedad de un poro libre,
las feromonas recorriendo secretos orbitales, la embriaguez electa
del enigma del jazmín sobre las manos o la mística del aire
en pátina apenas perceptible, es lo que trueca el invierno en primavera
cambiando el tiempo subjetivo.
Detalle de alfabeto
que traduce el manual en braille despertando
las crisálidas mudas y el atardecer. Un solo de violín sobre la almohada,
y el artefacto lubrica las rendijas de la construcción del uno mismo
en destierro permanente de la umbría soledad, umbría voz, umbrío roce.



Poema perteneciente a mi libro "PENTAGRAMA DE HORIZONTE", incluido también en mi Antología bilingüe: "GEOLOGÍA DE UNA POÉTICA":


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