martes, 20 de septiembre de 2011

TEMO NO SER VIENTRE


¿Qué es la garganta cuando no es voz?
¿Qué el vientre intenso de la tierra?
    Inventaron
el largo y ancho, coordenadas de un destino
abocado a la extinción.
Patrón de iridio a veces, las manos
vuelan
en caricia, bálsamo benévolo
al quebrar el tú
en la estela del no tiempo. Septum
transverso, en la etérea sinfonía del diálogo.
    Justo en ese punto,
confluencia del pretil abismal de los delirios,
donde la espalda de la hierba
suda cenizas de holocausto........Justo
en el latido irreverente de la muerte,
diáfano se muestra
el agujero de gusano que al espacio dinamita
plegándole, sin pausa.
         ¿Dije palabra
en el olvido homicida de la siembra,
en el vestíbulo limítrofe del coma?.....Sí,
dije palabra y dije grito y dije letra
y también, lazo,
matriz de alfar perenne
hacia la única boca posible.

Temo

deshabitarme
sin el suero vital del pergamino, aquél
que lloró durante años
la oscura soledad
en la cripta del durmiente.....Temo
no ser vientre, no ser voz, ni siquiera playa
donde verter pueda, la ola,
su azucena.

temo, no ser ola

De mi libro. "La leche de los pechos"

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domingo, 4 de septiembre de 2011

EL NUMERO 12 DE ALKAID REVISTA

Tres años ya desde que se fraguó un sueño y empezaron las teselas a encajar poco a poco, despacio, tal cual mosaicos acumulan la energía potencial de las imágenes o las palabras, el tuétano constructivo de un mensaje. Provincia ésa la del sueño caracterizada esta vez, por la confluencia natural de motivaciones en una eclosión simbiótica que tinta de esperanza los adverbios. Y es que el mar es el país de todos los regatos que, desde la más elevada cumbre, buscan sincretismo en sus sintagmas.
Ya puede la dificultad presentarse con o sin tarjeta de visita que, si el objetivo está preñado de férrea voluntad y el horizonte, anclado en principios de equilibrio, la dialéctica molecular sólo es la expresión de un ecosistema en desarrollo.
Por eso el trayecto del inicio, se ha convertido en un emotivo pool de encuentros en el que el eje cartesiano es el sentido de cooperación y su emblema, la generosidad. ¿Cómo si no este infinito alzarse de la hierba en destierro permanente del vacío? ¿Cómo el devenir de los aurigas al frente de todos los acordes?
Puedo dar fe de la potencia energética del corazón del hombre cuando toma conciencia de la policromía arquitectónica del cosmos, en la que cualquiera de sus átomos, es vital para la pervivencia. Uno tras otro los protagonistas, cual granos de arena de la playa o subpartículas cuánticas entretejiendo la blonda estructural sin preguntar nada. Uno tras otro, dándolo todo, costara lo que costara, injertos en matriz o siembra, para una acequia de vida. Este proyecto tuvo desde siempre vocación de urdimbre siendo su astrolabio, la topología permeable del conocimiento. Ese germen transporta la vertebración de las sinapsis convirtiendo el camino en un fin en sí mismo como demolición de cualquier algoritmo limitante y permite que la voz ilumine cual bengala el universo. Escanciar el aprendizaje en cada vuelta de la esquina
Así, el futuro es cada presente, mientras las manos entrelazan argumentos en red de ancestral alquimia. Cartografía fundente la integral de todos los idiomas. Textura de amanecer en la conciencia.

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