Recogerán mis manos, la subjetividad del viento
en su inconcluso bebedizo de cicuta y heroína.
Textura en ónice, hasta la ingle que profana
el espontáneo sonido, de un ave ingenua....Llega hoy,
la cerámica escarlata, en añicos, del anuario,
cuando ya no vocaliza, el solsticio, los pinceles
y, el gradiente de la lluvia, es absoluto monocromo.
..... Avena, este deslizarse
el ocaso de la entraña, cual simbolismo
en el cuartel de Anubis.....No le crecen
las uñas a los muertos. Es una ilusión óptica,
ensamblando fantasmas interiores y prejuicios. Nunca escuché
exhalación alguna, por más que apliqué el estetoscopio.
¿Será la sordera de la tarde, o, esa ineptitud consustancial
en la previsión de futuribles?
...... En cualquier caso, es vidrio, este silencio
que acompaña a la quietud. Intensa soledad
cuando callan las jaurías
y, a resignación, vira el laberinto.
Extraño tránsito, la vena de la acrópolis,
sustento vertebral de la tiniebla. Desde lejos,
reconozco el eco de los pasos y, el ácimo silbido entre las ruinas,
del jinete negro de la noche......Después,
rendir el caolín, dispersándose,
en el gozne oxidado de la voz....Más tarde,
nada.
en su inconcluso bebedizo de cicuta y heroína.
Textura en ónice, hasta la ingle que profana
el espontáneo sonido, de un ave ingenua....Llega hoy,
la cerámica escarlata, en añicos, del anuario,
cuando ya no vocaliza, el solsticio, los pinceles
y, el gradiente de la lluvia, es absoluto monocromo.
..... Avena, este deslizarse
el ocaso de la entraña, cual simbolismo
en el cuartel de Anubis.....No le crecen
las uñas a los muertos. Es una ilusión óptica,
ensamblando fantasmas interiores y prejuicios. Nunca escuché
exhalación alguna, por más que apliqué el estetoscopio.
¿Será la sordera de la tarde, o, esa ineptitud consustancial
en la previsión de futuribles?
...... En cualquier caso, es vidrio, este silencio
que acompaña a la quietud. Intensa soledad
cuando callan las jaurías
y, a resignación, vira el laberinto.
Extraño tránsito, la vena de la acrópolis,
sustento vertebral de la tiniebla. Desde lejos,
reconozco el eco de los pasos y, el ácimo silbido entre las ruinas,
del jinete negro de la noche......Después,
rendir el caolín, dispersándose,
en el gozne oxidado de la voz....Más tarde,
nada.
De mi Libro: "LA LECHE DE LOS PECHOS"