Enreda la locura sentimientos,
abriendo puertas inconclusas
como llamada, a la subjetividad del raciocinio.
Pero, celofán es, de inteligencia
en una campana de vacío. Camina la hiel su propia ruta
como juez autárquico a la endogamia. Mientras, placebos rotos son,
los alquileres del instante. Y es fraude inoculado
en nuestra adicción a lo ilusorio. Observado desde fuera,
colecta de carcasas, para una oración muda,
este universo virtual que nos define. ¿Qué impulso llevará
a un diseño inconsistente,
cuando la física demuestra, la relación de fuerzas de un sistema?
Será ese disléxico ingrediente, en espín irreductible,
que, ni el susurro de la tinta,
aun sabiéndose vencido, abdica, en aras del silencio.
Podríamos decir adiós a nuestro mundo,
aceptando por fin la soledad,
que, en su desnudez intrínseca, sarcófago es,
de todas formas.
abriendo puertas inconclusas
como llamada, a la subjetividad del raciocinio.
Pero, celofán es, de inteligencia
en una campana de vacío. Camina la hiel su propia ruta
como juez autárquico a la endogamia. Mientras, placebos rotos son,
los alquileres del instante. Y es fraude inoculado
en nuestra adicción a lo ilusorio. Observado desde fuera,
colecta de carcasas, para una oración muda,
este universo virtual que nos define. ¿Qué impulso llevará
a un diseño inconsistente,
cuando la física demuestra, la relación de fuerzas de un sistema?
Será ese disléxico ingrediente, en espín irreductible,
que, ni el susurro de la tinta,
aun sabiéndose vencido, abdica, en aras del silencio.
Podríamos decir adiós a nuestro mundo,
aceptando por fin la soledad,
que, en su desnudez intrínseca, sarcófago es,
de todas formas.
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